Something old? Something new? Something from the jurassic period: Wrathchild!

 Con estas frases Bruce Dickinson animaba al público brasileño que se había congregado en masa para asistir a uno de los conciertos más esperados de Iron Maiden, mismo que quedaría debidamente documentado en DVD y CD de audio, el muy celebrado Rock in Rio, primer material grabado en directo después de la reincorporación del ya mencionado vocalista y del guitarrista Adrian Smith a la Doncella de Acero.

Iron Maiden es una de las bandas más importantes en la historia del heavy metal, tanto por el impacto e influencia de su música en posteriores generaciones de metaleros como por poseer una de las mascotas más reconocibles de todo el espectro musical, me refiero a Eddie. La aportación musical de Iron Maiden se ha extendido por espacio de cinco décadas y 46 años de trayectoria; lo que por derecho propio los convierte en una de las bandas con mayor trascendencia y raigambre, no solo del heavy metal o el rock, sino de la propia música contemporánea. Esta prolongada trayectoria no se ha visto exenta de altibajos, aunque justo es mencionar que también ha sido el germen de álbumes clásicos y considerados como indispensables o de culto para muchos de los amantes del metal.

La mente maestra detrás de esta agrupación pertenece a Steve Harris, bajista y compositor principal de la banda, así como fundador de la misma. Algo que destaca en Harris es que como buen músico ha sabido aceptar las contribuciones de otros miembros del grupo, al grado de que numerosas canciones han sido compuestas tanto en letra y música por Dave Murray, Bruce Dickinson, Adrian Smith, Janick Gers, Paul Di'Anno, Clive Burr y Blaze Bayley.

El sonido de Iron Maiden es plenamente identificable, especialmente por el bajo galopante de Harris, al grado tal que personajes como Ian Scott, guitarrista de Anthrax, ha declarado que para él "la mano derecha de Steve Harris es la definición del heavy metal". Sumado al característico sonido del bajo, la música de la Doncella se ha definido por la constante utilización de la armonía de guitarras y el ya famoso sonido de las "guitarras gemelas", recurso que si bien ya había sido utilizado por gigantes de la categoría de Judas Priest, aportó una musicalidad enorme a la obra de Maiden. Algo que destaca por sí mismo en la pared sónica del conjunto es la precisión de la batería, misma que desde la interpretación de Clive Burr se definió como un elemento que además de marcar el ritmo aportaba complejidad a las diversas canciones. A la salida de este baterista, las baquetas fueron empuñadas por Nicko McBrain, quien cuenta con una curiosa técnica de llevar el compás a través de golpes estratégicos en el ride, más que con el hi-hat, lo cual aporta frescura sin saturar el sonido, por más que Nicko esté enterrado detrás de una masiva pared de tambores.

Algo que resulta muy efectivo en la fórmula musical de Iron Maiden es la marcada melodía en sus composiciones, ya que los fanáticos pueden incluso corear los riffs de guitarra —como en el caso de Fear of the Dark o The Clansman, por mencionar algunas— y la inclusión de pasajes en los cuales las voces únicamente contienen vocales que arrastran a la audiencia a sumar su propia voz. Adicionalmente, los miembros de la banda tienen la facultad de escribir estribillos que se quedan en la cabeza desde la primera escucha, gracias al hábil uso de los recursos musicales, tal como señala Bruce Dickinson en una entrevista realizada por el antropólogo canadiense Sam Dunn; en dicha ocasión el vocalista comenta que Run to the hills se convirtió en un  éxito debido a que integra la quinta aumentada, lo cual genera fraseos que tienen un gancho instantáneo, tal como la célebre My way, en palabras de Dickinson.

Sin embargo, la música no lo es todo, ya que uno de los aspectos más importantes en Iron Maiden gira en torno al contenido de las letras. En la parte lírica la Doncella se ha caracterizado por la incorporación de temáticas originadas en la historia universal y los grandes caudillos, batallas célebres, un masivo guiño a la literatura —la inspiración de la obra de Leroux, Poe o Coleridge da sobrada cuenta—, así como el cine y las diversas mitologías como la egipcia, hebrea o maya, han dado como resultado composiciones que no solamente resultan atractivas, sino que además emanan un halo de misterio y exotismo que atrae a numerosos escuchas.

Otro de los elementos más característicos de la banda es la iconografía, específicamente con el omnipresente Eddie the Head, personaje que evolucionó desde la máscara rodeada de bombillas y que escupía sangre en los primeros conciertos del grupo, hasta adoptar diversas morfologías acordes a la temática de cada álbum o sencillo. En este proceso uno de los aspectos definitorios fue la creatividad de Derek Riggs, quien ilustró las portadas del grupo principalmente en la década de los 80, lo que dotó de una personalidad e identidad única al personaje. Riggs supo plasmar en imágenes las ideas y conceptos musicales de la banda creando espectaculares portadas como las de los álbumes Powerslave o Somewhere in Time —esta última muy célebre por la cantidad de detalles y guiños a la obra del grupo que contiene—. La figura de Eddie está ligada a tal grado al grupo que es prácticamente impensable algún artículo de la banda en donde no esté contenido el personaje.

Estos elementos han contribuido de manera notable a consolidar el prestigio y longevidad de Iron Maiden, pese a los descalabros que su carrera ha experimentado. Si el cambio de Paul Di'Anno por Bruce Dickinson fue una de las más afortunadas sustituciones de vocalista en la historia del rock, el cambio de Dickinson por Blaze Bayley no fue tan afortunado. Proveniente de la banda Wolfsbane, Bayley era un vocalista con un registro mucho más grave que el de Bruce, una voz poderosa y un vocalista competente que no acabó de encajar en el estilo de los británicos, toda vez que los temas clásicos no podían ser interpretados de manera decente y apegada a lo que Dickinson había logrado. Bayley tenía unos zapatos enormes por llenar y los fans no lo recibieron con agrado. Muchos consideran los trabajos en los que participó como los peores de Iron Maiden X Factor y Virtual XI—, aunque No Prayer for the Dying es otro candidato muy fuerte a este dudoso honor. Lo cierto es que, de manera objetiva, mucho del sonido que Iron Maiden ostenta en los álbumes del siglo XXI tienen sus raíces precisamente en los discos en los que Blaze Bayley participó, principalmente en la adopción de las composiciones largas y con cambios de ritmo en la veta progresiva entramados por atmósferas sonoras oscuras y un tanto lóbregas, justo como se plasma en el álbum A Matter of Life and Death. Bayley es un excelente cantante, como dan muestra sus trabajos en solitario, con enorme carisma y personalidad, pero con un defecto que los fans nunca le perdonaron: no era Bruce Dickinson.

Con la reincorporación de Bruce y Adrian Smith el grupo pasó a contar con seis integrantes, toda vez que se respetó la posición de Gers. A partir de Brave New World, Iron Maiden ha experimentado un resurgimiento y la adopción de nuevos fans, no es extraño ver en los conciertos la asistencia de familias en donde padres e hijos son seguidores de la banda, lo cual atestigua la vigencia de su música.

La última producción de la banda, Senjutsu, fue recibida con entusiasmo por sus seguidores y la crítica, aunque cabe señalar que también numerosas voces han externado su opinión respecto a que no representa algo novedoso. El veredicto el tiempo lo dará. Para los fans, solo nos resta repetir la porra del West Ham United —equipo favorito de Harris—: Up the Irons!

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